domingo, junio 02, 2013

Jesús, nuestra semilla de mostaza

Hoy fui a la iglesia, como cualquier domingo. No importa que esté fuera de mi país, en todo el mundo hay personas que se congregan un día a la semana para compartir la Palabra, adorar y orar juntos. Algunos lo harán libremente, otros tendrán que ocultarse. Pero la gran familia del Señor se reune.

Y, de nuevo, Dios sonríe curioso al enseñarme. Al llegar a una congregación de la urbanización La Esperanza, escuché parte de un estudio bíblico de la escuela dominical; desde hace varias semanas están estudiando el evangelio de Mateo y hoy tocó la parábola de la semilla de mostaza.

¿Por qué digo que Él sonrió? Porque tiene muy buen sentido del humor, y me pone en la mesa esa historia en la cual he estado reflexionando hace unos días mientras sueño a futuro. "Los pequeños inicios" es un tema que me ha animado a no quedarme de brazos cruzados, y a intentar. Acá unas ideas que escuché de Edmundo y que me apropio para seguir meditando:

- La parábola nos enseña acerca de lo pequeño que termina en algo muy grande.
- Las ideas que generan cambios en la sociedad empiezan en una persona.
- Cuando una idea se encarna, transforma.
- La instauración del Reino se realiza a través de nosotros: los pequeños.

Y un par de preguntas mías:

- ¿Estoy encarnando los valores del Reino, de tal forma que otros miran la posibilidad de vivir de manera diferente?
- ¿Mi fe se ve? ¿Con qué acciones puedo explicar y enseñar mi fe?

Y algo más que me conmovió y sacudió en lo profundo:

- Jesús, en la parábola de la semilla de mostaza, está hablando de sí mismo. El Reino de Dios inició con Él... ¡hay que mirar hasta dónde ha llegado!

Bello que mi segundo día acá sea domingo.