martes, septiembre 07, 2010

Prosigo...

No es que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús.

Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Filipenses 3:12-14.

Ante la confusión y la culpa, Cristo Jesús -mi Señor- me muestra que lo que antes ocurrió en mi vida, ya no me condena. Lo que hice, pensé, dije y sentí ha sido redimido por completo. No más cargar con esa enorme lápida, no más aceptar los dedos señalándome, no más aferrarme a un pasado doloroso. Ahora, la Gracia de la Cruz, la Vida Plena en Él.

Ya nada me condena. Ya no me condeno. Soy Verdaderamente Libre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario