Señor, cuando Tú me llames
Dame al fin lo que Tú quieras,
dame el monte o dame el llano,
o una montaña de piedra;
pero Señor, sobre todo
multíplicame las fuerzas,
dame un canto de victoria
y que la multitud de mis penas,
de mis dudas e inquietudes
cambien en vigor y certeza...
Amén.
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