Hoy fue mi fiesta; la celebración de mi cumpleaños por fin se hizo. Después de toda una semana en la que no sabía exactamente cómo saldría, sucedió. Ya tenía rato que no hacía fiestas numerosas, así que no tenía idea de lo que sería.
Impuntualidad y desorganización. Así empezó todo. Lo que estaba programado iniciar a la una de la tarde, comenzó hasta las 2; ni modo, es difícil romper algunos patrones culturales. Originalmente, estaba planeado tener un tiempo de alabanza y oración, pero nos pasamos a la comida (ya teníamos hambre). Gracias a Dios alcanzaron los alimentos, de manera justa, pero todos pudimos comer.
Después el pastel. Y el momento de "mordida, mordida" no se hizo esperar. Lo siento por los que insistieron, pero la verdad no me gusta ese ritual; y no hay forma de que me hagan cambiar de opinión, por eso me mantuve tan firme con mi "NO"; además, la mordida no es lo más importante... ¿o si?
Después de la comida -y después de que la mitad se fue-, pudimos hacer la alabanza. Agradezco a Mario su disposición para apoyarme en eso; entre los cantos y las lecturas, pudimos alabar al Dios Vivo, Aquel que nos ha bendecido permitiéndonos buscarle, encontrarle y conocerle. También tuvimos oración, a cargo de mi amiga Rosa; mamá, Charlie y ella oraron por mí.
Me llamó la atención lo que mamá dijo en su oración: "Padre, dale algo muy importante: humildad, para que pueda conocerte; sabiduría, para que pueda guiar a otros hacia tí...". No recuerdo haber escuchado una oración de ella para mí; fue muy especial.
Jugamos "Pictionary"; pocos lo conocían, así que fue interesante y divertido. Repetí el video que hice con fotos -lo había proyectado después de la comida y antes de la alabanza-, un intento de mostrar en 4 minutos una vida de 22 años.
Este día descubrí a los verdaderos amigos, a los que están ahí al pie del cañon, pase lo que pase, digan lo que digan. Gracias a todos ustedes.
Los retos.
Sonará extraño, pero la mayoría de los regalos representan un desafío para mí... en particular los libros, por sus temáticas y por el tiempo que deberé dedicarles a cada uno para leerlos. Si me preguntaba que iba a leer en vacaciones, he encontrado una gran respuesta (porque, además, tengo algunos pendientes en el librero, jeje).
Cada obsequio me habla de algo que debo de trabajar, algún aspecto que estoy descuidando o ya dejé de lado. Una agenda, por ejemplo, me habla de mi administración del tiempo y del dinero, que me ha fallado este semestre. Un portaretratos me recuerda que aún deseo pasar tiempo para mi familia (tengo ganas de tomar un café con mamá desde hace unas semanas, y platicar). Los libros tratan temas que me están moviendo el piso: mis emociones, mi labor como trabajadora social, mis habilidades, mi estudio y comprensión del Evangelio...
Cada cosa tiene un sentido. Hace un año dejé de creer en las casualidades, y empecé a buscar las causalidades (por decirlo de algún modo).
Dios mío, aún tienes muchas cosas que trabajar conmigo, ¿no es así? No sé qué es lo que pasará el próximo año, no sé en qué hoyos meteré la pata, no sé qué nuevas aventuras tenga... sólo de algo estoy muy segura, que Tú estarás ahí para sostenerme, para sacarme, para levantarme, para animarme y para decirme que debo seguir adelante en Tu Obra; porque fuiste Fiel este año, y lo serás hasta la Eternidad.
Impuntualidad y desorganización. Así empezó todo. Lo que estaba programado iniciar a la una de la tarde, comenzó hasta las 2; ni modo, es difícil romper algunos patrones culturales. Originalmente, estaba planeado tener un tiempo de alabanza y oración, pero nos pasamos a la comida (ya teníamos hambre). Gracias a Dios alcanzaron los alimentos, de manera justa, pero todos pudimos comer.
Después el pastel. Y el momento de "mordida, mordida" no se hizo esperar. Lo siento por los que insistieron, pero la verdad no me gusta ese ritual; y no hay forma de que me hagan cambiar de opinión, por eso me mantuve tan firme con mi "NO"; además, la mordida no es lo más importante... ¿o si?
Después de la comida -y después de que la mitad se fue-, pudimos hacer la alabanza. Agradezco a Mario su disposición para apoyarme en eso; entre los cantos y las lecturas, pudimos alabar al Dios Vivo, Aquel que nos ha bendecido permitiéndonos buscarle, encontrarle y conocerle. También tuvimos oración, a cargo de mi amiga Rosa; mamá, Charlie y ella oraron por mí.
Me llamó la atención lo que mamá dijo en su oración: "Padre, dale algo muy importante: humildad, para que pueda conocerte; sabiduría, para que pueda guiar a otros hacia tí...". No recuerdo haber escuchado una oración de ella para mí; fue muy especial.
Jugamos "Pictionary"; pocos lo conocían, así que fue interesante y divertido. Repetí el video que hice con fotos -lo había proyectado después de la comida y antes de la alabanza-, un intento de mostrar en 4 minutos una vida de 22 años.
Este día descubrí a los verdaderos amigos, a los que están ahí al pie del cañon, pase lo que pase, digan lo que digan. Gracias a todos ustedes.
Los retos.
Sonará extraño, pero la mayoría de los regalos representan un desafío para mí... en particular los libros, por sus temáticas y por el tiempo que deberé dedicarles a cada uno para leerlos. Si me preguntaba que iba a leer en vacaciones, he encontrado una gran respuesta (porque, además, tengo algunos pendientes en el librero, jeje).
Cada obsequio me habla de algo que debo de trabajar, algún aspecto que estoy descuidando o ya dejé de lado. Una agenda, por ejemplo, me habla de mi administración del tiempo y del dinero, que me ha fallado este semestre. Un portaretratos me recuerda que aún deseo pasar tiempo para mi familia (tengo ganas de tomar un café con mamá desde hace unas semanas, y platicar). Los libros tratan temas que me están moviendo el piso: mis emociones, mi labor como trabajadora social, mis habilidades, mi estudio y comprensión del Evangelio...
Cada cosa tiene un sentido. Hace un año dejé de creer en las casualidades, y empecé a buscar las causalidades (por decirlo de algún modo).
Dios mío, aún tienes muchas cosas que trabajar conmigo, ¿no es así? No sé qué es lo que pasará el próximo año, no sé en qué hoyos meteré la pata, no sé qué nuevas aventuras tenga... sólo de algo estoy muy segura, que Tú estarás ahí para sostenerme, para sacarme, para levantarme, para animarme y para decirme que debo seguir adelante en Tu Obra; porque fuiste Fiel este año, y lo serás hasta la Eternidad.
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