¡Por fin! Después de casi dos meses, terminé el libro de Misiones de Chihuahua. Creo que ha sido de los más difíciles de leer, y confieso que hubo momentos de desesperación porque ya me andaba por acabar.
Consta de dos partes principales: la que habla de los franciscanos y la que habla de los jesuitas. Disfruté más la segunda, y creo que tiene que ver con los detalles que proporciona sobre la vida de los misioneros de la Compañía de Jesús; al parecer no hay muchos registros sobre los franciscanos, y lo que da el autor es un aporte significativo. Y está bien... pero casi no lo disfruté.
Pero en general, terminé con ciertas inquietudes y preguntas que intentaré plasmar acá:
1. ¿Qué podría hacer que un hombre centroeuropeo, después de viajar al otro lado del mundo y adentrarse en la sierra tarahumara, pida ser enterrado "junto a sus indios"? ¿Qué podría hacer que alguien llegue a olvidar su lengua materna para sólo hablar un dialecto indígena? Varios misioneros "llegaron para quedarse", y vivieron décadas entre los nativos, y eran felices. ¿Por qué? ¿Acaso no sería porque el Espíritu de verdad estaba obrando en la vida de estos personajes?
2. Me inquietó mucho leer sobre las rebeliones de los nativos. ¿Qué postura debería tener yo ante esto? Porque los indígenas mataron a varios misioneros y de maneras poco agradables; pero también estaban respondiendo al abuso de los españoles y de las personas que quería explotar las minas que se descubrían en ese tiempo. ¿Qué debo de pensar entonces? ¿Que eran unos "bárbaros salvajes"? ¿Qué de lo que hicieron los conquistadores?
3. Una constante fue leer que los padres fundaban un pueblo o misión y traían familias de indígenas. Se trataba de tenerlos en el mismo lugar -recordé que varios de esos grupos eran nómadas o semi-nómadas-, y que vivieran conforme el estilo de vida occidental; es decir, se imponía una cultura diferente. Y eso me llevó a preguntarme: cuando compartimos el evangelio, ¿queremos que el otro viva como nosotros creemos que es correcto? ¿esto es válido?
4. Por último, me quedé con la impresión de que el autor tomó partido -y la prologuista lo menciona sutilmente, al mencionar que Márquez quiere hacer una especie de homenaje a los religiosos. Y salió una pregunta: en estos rollos de la historia, ¿se busca/se puede/se debe ser objetivo?
Se me quedan las ganas de saber más de algunos jesuitas, sólo porque decidieron quedarse entre los tarahumaras, a pesar de los peligros, para vivir y morir entre ellos.