En medio de una crisis respecto a mi lugar en la iglesia, hoy el Señor me mostró un panorama diferente. Seguiré allí, donde me ha puesto; y confiaré que Él seguirá trabajando en su iglesia y en mi vida.
Hoy cantamos dos himnos que particularmente me gustaron, porque no los conocía del todo y porque me animaron a seguir tomada de Su Mano.
Gloria por siempre
al Cordero de Dios,
a Jesús el Señor,
al león de Judá;
la raíz de David
que ha vencido
y el libro abrirá. Amén.
Los cielos, la tierra y el mar
y todo lo que en ellos hay,
le adorarán y proclamarán:
"Jesucristo es el Señor".
Salvador, a ti me rindo,
y obedezco solo a ti,
mi guiador, mi fortaleza,
todo encuentra mi alma en ti.
Yo me rindo a ti,
yo me rindo a ti,
mis flaquezas y pecados,
todo traigo a ti.
Te confiesa sus delitos
mi contrito corazón,
oye, oh Cristo, mi plegaria,
quiero en ti tener perdón.
A tus pies yo deposito
mi riqueza, mi placer;
que tu Espíritu me llene
y de ti sienta el poder.
Tu bondad será la historia
que predique por doquier,
y tu amor inagotable
será siempre mi querer*.
* Esta es la estrofa que aparece en el himnario que usamos en mi iglesia.
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