viernes, julio 15, 2011

Aprendiendo a orar

Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti con todo su corazón...
Cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona...
Esté con nosotros Jehová nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deje. Incline nuestro corazón hacia Él, para que andemos en todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos y sus estatutos y sus decretos, los cuales mandó a nuestros padres.
1 Reyes 8:23,30,57,58

Desde el mes de marzo estoy siguiendo un plan de lectura de la Biblia, dividido por temas; ahora estoy en "Oraciones de la Biblia"; he seguido a Abraham, a Moisés y a David, observando con humildad sus oraciones, identificándome con ellos. Hoy tocó escuchar a Salomón, cuando dedica el templo.

Inicia con una declaración hermosa: no hay Dios como tú. Vaya, se trata del Creador único; pero lo más increíble es que puedas acercarte y relacionarte con él.

Más adelante, hay una frase que no hay que confundir con exigencia: tú oirás... escucha y perdona. Más que exigir, se expresa la certeza de la fidelidad del Señor, de que Él escucha las oraciones de su pueblo; confianza plena en la misericordia de Dios, quien perdona nuestras faltas cuando nos arrepentimos y regresamos a Él.

Por último, Salomón se dirige al pueblo de Israel: nuestro Dios esté con nosotros... incline nuestro corazón hacia él, para seguirle. ¡Dependencia! La única manera de mantenernos fieles al Señor, es dependiendo de Él. Por nuestra propia cuenta no logramos ser fieles y obedientes, nuestro corazón hulle a otras partes. Por eso nos sigue invitando a seguirle, un día a la vez.

Salomón oró a Dios confiando y apelando a su misericordia y fidelidad.

¿Cómo oramos regularmente: ordenando y exigiendo, o humillados y poniendo nuestra confianza en la gracia del Señor?

Escúchanos cuando oramos, Padre, porque dependemos de tu gracia y tu misericordia.

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