viernes, septiembre 30, 2011

Descanso forzado

Hoy tuve que cancelar todos los compromisos: mi salud se ha visto afectada por el descuido alimenticio, los torrentes de emociones y las ansiedades. Y el detonador fue un café de Coyoacán, que provocó acidez y ardor en mi estómago. Por ello, tuve una muy mala noche sin poder dormir. Sospecho que ahora sí la gastritis está a la vuelta (sino es que ya se instaló).

Confieso y reconozco que no he sido muy prudente estos días, he permitido que la agenda corra sin tomar tiempos de descanso -sólo muy mínimos-, y tampoco he comido bien ni en casa. He pedido perdón, porque me creí mujer maravilla...

He tenido que hacer pausa "a fuerzas", quedarme quieta en casa y pensar seriamente mis motivaciones, dónde está mi centro. Creo que en algún momento me desubiqué, lo perdí de vista y he aquí las consecuencias.

Pero el Señor, en su misericordia, me recordó que puedo soñar... y dejar esos sueños en sus manos. No es necesario desgastarse en mí misma, Él lo hará.

Hoy es día de descanso, de reposo en el Señor... como siempre debería ser.

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