lunes, abril 23, 2012

Los hombres de mi vida

Los hombres de mi vida. De los que ahora estoy rodeada y por quienes digo que a veces tengo sobredosis de testosterona. Y no es reproche, lo que sucede es que se me había olvidado cómo era estar con ellos, escucharlos, tratarlos... comprenderlos. Cinco años y medio conviviendo sólo con mujeres cala; tal vez por eso Dios me está recordando que también existen.

¿Quiénes son? Son ellos, los que he conocido desde hace algunos años o algunos meses. Los que me han acompañado voluntaria o involuntariamente en mi proceso de vida y fe, los que me han soportado mi mal humor y mis quejas de mujer.

Por ellos he tenido que romper los esquemas y prejuicios que me creí durante la prepa y la universidad. Gracias a ellos he tirado a la basura mi orgullo feminista trasnochado -no sin algo de dolor-, he roto en pedacitos el papel que decía "liberación femenina" que tenía colgado en la pared de mi mente para sustituirlo por un sencillo cuadro de humildad. Todavía no me acostumbro a él, pero sé que es lo mejor.

Son varones con quienes puedo entablar una plática, porque escuchan y preguntan. ¿De dónde sacamos que no pueden conversar? Me confrontan con sus observaciones y cuestionamientos; y me confortan con sus palabras de ánimo. Me ayudan a mirar con otra perspectiva los problemas de la vida, y jamás han dudado de mi capacidad (aunque yo sí lo haga).

No son cualquier hombre, pero simplemente son ellos. He aprendido a valorar su sensibilidad frente a lo bueno y lo no tan bueno; he compartido la emoción de una puerta abierta, una atinada decisión o la gracia de Dios expresada en hechos concretos. Igual he aprendido que también lloran por la impotencia y la muerte. Y lo hacen genuinamente, sin chantajes y sin máscaras. Junto a ellos he llorado la pérdida y he caminado el duelo, para mirarlos ahora con asombro, respeto y admiración porque han crecido, han madurado, se han fortalecido. 

A los mayores y a los pequeños los miro y mi mente vuela, imaginando lo grandiosos que pueden ser y las bendiciones que Dios dará a través de ellos. ¡Cuán importantes son en el plan de Dios! Han sido puestos para ser líderes íntegros en la familia y en la iglesia, en sus trabajos y en cualquier lugar. Líderes siervos que enseñan al mundo que su identidad no depende de la dominación que ejercen sobre otros/as; hombres que temen a Dios para bendición de los que les rodean. ¡Qué privilegio servir a semejantes personajes!

Los hombres de mi vida, por los que ruego al Señor que perfeccione su fe y les dé sabiduría para comprender para qué están en esta vida. Por quienes pido al Señor que guarde su corazón, porque también lo tienen.

Los hombres de mi vida, los que llevo en mi mente y en mi corazón.

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