Este mar de emociones, apacígualo Tú, porque yo me ahogo en él.
Que mis decisiones sean conforme a Tu corazón
y que yo pueda soltar aquello a lo que me aferro.
Que mis miedos sean cubiertos y resueltos bajo Tu mano,
que en medio de la niebla yo siga mirando Tu luz, y la busque con anhelo.
¡Que pueda derramar mis lágrimas a los pies de esa Cruz!
Y no busque en otro lugar mi consuelo;
que mi corazón esté guardado en el Tuyo,
aunque su rebeldía lo impulse a correr fuera,
buscando sueños sueltos y rotos.
Que yo pueda seguir confiando y mi fe esté amarrada a Tí,
aunque yo no vea y no comprenda este presente.
Que mi impaciencia ruidosa pueda ser transformada
y se quede la paz y la seguridad de Tu silencio.
Que esta oración no la olvide nunca,
para reconocer Tu Obra y Tu Nombre.
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