Desperté.
Abrí los ojos y miré la tenue luz a través de mi cortina.
¿Fue un sueño? No, esta vez no lo fue.
Las palabras, las miradas... todo sucedió.
Esta vez no es mi subconsciente traicionándome,
es mi memoria llevándome a atesorar el día.
Recuerdo. Vuelvo a pasar por el corazón.
Y casi no puedo creerlo.
Vuelvo a los 17, diría Violeta Parra.
Es esa sensación de lo nuevo y casi desconocido.
Pero ¿qué ocurre que los miedos se esfumaron?
¿Se trata de esa paz que desborda la razón?
Se abrió de par en par la ventana
y ahí estamos, mirando por esa ventana.
Yo sólo puedo sonreír.
Y sólo puedo pensar una oración:
que podamos hacer camino al andar,
y mientras lo hacemos, juntos le encontremos a Él.
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