martes, octubre 13, 2009

Mi conformismo vs... Su Gracia

Acabo de leer el blog de un amigo en Tijuana. Y en algunas de sus palabras pude verme... Estaba teniendo problemas para definir lo que estoy pasando desde hace unas semanas, y leerlo me ha ayudado a clarificar. Y de una vez, le doy gracias por haber escrito eso.

¿Es posible que las personas te duelan? Sí. A diario podemos observar que en nuestra comunidad, en nuestro país ocurren hechos que parecen absurdos y que no deberían pasar. Pero, para aquellos que hemos tenido la bendición de ser considerados hijos de Dios va más allá: nos duele que el mundo no conozca a Dios, porque conocemos las consecuencias.

A veces me pregunto por qué cómo iglesia de Cristo no ponemos atención a lo que viven los demás, a lo que piensan y sienten; somos expertos en señalar y en criticar, en decir que las personas son tontas y que jamás entenderán la Verdad. Pero... ¿los hemos escuchado? ¿conocemos a esas personas? ¿conocemos a nuestro vecino que a diario sale a trabajar? ¿conocemos a nuestro compañero de salón, sabemos por qué le gusta fumar e irse de antro?

Hace un par de semanas tuve que aceptar que estaba en una posición muy cómoda pegando cartelitos para la célula en Trabajo Social; me quejé porque los quitaban y que eso era el colmo, porque la Universidad es un espacio de libre expresión (!). Claro, los cartelitos lo dicen todo...

Y Alguien (Él, sólo Él) causó que me cayera el veinte: durante cerca de dos años, tres días por semana pasas 6 horas en un grupo de aproximadamente 45 personas, compañeras y compañeros tuyos, con los cuales... ¿has hablado más de 5 minutos? ¿En qué parte te perdiste?

No hay pretextos, ni siquiera el miedo o el temor. Si lo que necesitas es valor, tómalo de Él (no pensé exactamente eso, pero por ahí iba la cosa). Tomé unas fichas y escribí en cada una "Si pudieras hacerla a Dios una pregunta, sabiendo que él la respondería, ¿qué le preguntarías?". Al día siguiente, las repartí entre las compañeras que se sientan más cerca de mí. Ninguna la rechazó, y todas respondieron.

Y Dios me mostró que también sienten, también piensan, también tienen dudas y que compartimos la misma preocupación por el mundo que se va en pique. La pregunta más mencionada versa en la razón por la cuál el hombre, siendo racional, se destruye a sí mismo y a sus semejantes.

Como respuesta a mis compañeras, les escribí a cada una, una invitación personal al grupo. No fue producción en serie; en cada hojita escribí algo para ellas, y ofrecí mi ayuda en lo que sea que pudieran necesitar. La respuesta de Dios fue en dos partes: una, la compañera que menos esperaba, me preguntó sobre la célula. Dos, la compañera que se sienta a mi lado me debatió y cuestionó sobre la divinidad de Jesús; eso me hizo ver que soy una reverenda papa.

¿El problema para que pueda llevar el Evangelio es que quiten los carteles?

Entendí que no puedo compartir el Evangelio si no me acerco a los demás. Dos cosas que estorban para compartir son mi actitud conformista y que me olvide del dolor... peor, que me acostumbre a ese dolor que mencioné arriba.

He tenido que aceptar que la Obra no depende de mí, que por mis propios méritos no lograré nada, absolutamente nada. El tema de la Gracia en los tiempos devocionales ha sido la constante en los últimos días... por algo debe ser.

Si el Evangelio fructifica en mi escuela, será por Él y no por mí.

Mi amigo me ha recordado sobre la preocupación y el dolor por mis compañeros, y el servicio a ellos. Y me uno a su oración...

Cambia en mí Señor aquello que no deja que tu luz pueda ser vista por ellos, calla las palabras que son mías y hazme hablar las tuyas, acaba conmigo para que tu imagen de siervo pueda servirlos a ellos, porque sus oídos sordos son, ayudame a enseñar sirviéndoles, para que puedan verte, conquistarlos lavando sus pies como tú haz hecho con nosotros. Una oración que duela por los demás es la que quiero llevar contigo, que desee conocerte más Padre eterno.

Así sea.

2 comentarios:

  1. Mucho gusto, Reverenda Papa. Me gustó lo que escribió. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Bueno Ada, ¿qué te puedo decir? A veces no nos interesan los demás o pasamos simplemente de ellos, y así vamos por la vida como si fuera una costumbre.

    Explicaciones las hay, yo soy medio grosero y como bien un día no puedo hacer caso a alguién que se me acerca, como puedo revatirle creyéndocme el sabedor de toda la verdad absoluta (cosa muy dudosa) o incluso fingir interés. Sómos apáticos, eso es lo que pasa, pero debe haber un por que... ¿recuerdas a los reveldes sin causa? Clase de sociología... creo que por ahí va la cosa, que viene siendo de lo que te has dado cuenta.

    Si cada vez que te acercas a alguien obtienes estas u otras respuestas por parte de tus compañeros hay, debe haber una razón y el comprenderlo y acercarnos es decición de cada uno, eso depende de que tanto te quieras involucrar, y esa es la calve precisamente involucrarnos.

    No te voy a decir como relacionarte en ese sentido por que yo apesto en cuanto a relaciones sociales se refiere, pero tu mi querida trabajadora social debes entender más al respecto ¿no te parece?

    Así pues buenos, malos, engreidos y apáticos alguien o algo lo provoca, si te atreves a ver qué es me cuentas, por lo pronto me retiro que yo ya no se lo que digo

    Mis mejores deseos y nos estamos leyendo...

    ResponderEliminar