jueves, marzo 18, 2010

¡A Dios sea la gloria!

¿Cómo agradecer
lo que hizo el Señor por mí?
Que, sin merecer,
derramó su sangre carmesí;
un coro de un millón de ángeles
no expresará mi gratitud,
pues lo que soy y un día anhelo ser,
lo debo todo a él.

A Dios sea la gloria,
a Dios sea la gloria,
a Dios sea la gloria,
por lo que hizo por mí.
Con su sangre me ha salvado,
su poder me ha sanado,
a Dios sea la gloria
por lo que hizo por mí.

Quiero vivir una vida
que sea agradable sólo a él,
y si ganare alguna fama,
toda al Calvario la llevaré.

Con su sangre me ha salvado,
su poder me ha sanado,
a Dios sea la gloria
por lo que hizo por mí.

Andraé Crouch.
Himno 2 del Himnario Evangélico Presbiteriano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario