lunes, septiembre 19, 2011

¿Puedes verlo?


Hasta cierto punto, estoy estupefacta. O si prefieres, sorprendida.
Me llevaste a rendir mis sueños a los pies de la Cruz; me llevaste a "resignarme" y esperar lo suficiente, lo necesario.
Y yo misma me hice una idea, aquella que señalaba que el tiempo sería largo, o que incluso no me tocaría llegar.
En eso estaba yo, casi renunciando a cualquier posibilidad. Y me devolviste mi sueño en forma de oración.
Creo que será un tiempo de poner a prueba ese sueño.
La verdad, tengo algo de miedo. Y no es la realidad en sí misma, Señor; tengo miedo de mí, de mi pobre capacidad de entender tus propósitos; tengo miedo de traicionarte.
Puede ser absurdo, pero la siguiente pregunta la sigo respirando en el aire: ¿de verdad eres tú, o fue el agua de alfalfa que me tomé aquel día de febrero?



1 comentario:

  1. Me encanta cómo lo expresas! El Señor es bueno, fiel y sus obras son inescrutables, pero lo que me anima más en este tiempo es que es digno de confianza. Abrazos!

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