viernes, marzo 09, 2012

Salmo 107, y una invitación a compartir

Dad gracias al SEÑOR, porque El es bueno;
         porque para siempre es su misericordia.
   
    Díganlo los redimidos del SEÑOR,
         a quienes ha redimido de la mano del adversario,
   
    y los ha reunido de las tierras,
         del oriente y del occidente,
         del norte y del sur.
   
    Vagaron por el desierto, por lugar desolado,
         no hallaron camino a ciudad habitada;
   
    hambrientos y sedientos,
         su alma desfallecía en ellos.
   
    Entonces en su angustia clamaron al SEÑOR,
         y El los libró de sus aflicciones;
   
    y los guió por camino recto,
         para que fueran a una ciudad habitada.
   
    Den gracias al SEÑOR por su misericordia
         y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.
   
    Porque El ha saciado al alma sedienta,
         y ha llenado de bienes al alma hambrienta.
   
    Moradores de tinieblas y de sombra de muerte,
         prisioneros en miseria y en cadenas,
   
    porque fueron rebeldes a las palabras de Dios
         y despreciaron el consejo del Altísimo;
   
    humilló pues, sus corazones con trabajos,
         tropezaron y no hubo quien los socorriera.
   
    Entonces en su angustia clamaron al SEÑOR
         y El los salvó de sus aflicciones;
   
    los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte
         y rompió sus ataduras.
   
    Den gracias al SEÑOR por su misericordia
         y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.
   
    Porque El rompió las puertas de bronce
         e hizo pedazos las barras de hierro.
   
    Por causa de sus caminos rebeldes,
         y por causa de sus iniquidades, los insensatos fueron afligidos.
   
    Su alma aborreció todo alimento,
         y se acercaron hasta las puertas de la muerte.
   
    Entonces en su angustia clamaron al SEÑOR
         y El los salvó de sus aflicciones.
   
    El envió su palabra y los sanó
         y los libró de la muerte.
   
    Den gracias al SEÑOR por su misericordia
         y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.
   
    Ofrezcan también sacrificios de acción de gracias
         y pregonen sus obras con cantos de júbilo.
   
    Los que descienden al mar en naves
         y hacen negocio sobre las grandes aguas,
   
    ellos han visto las obras del SEÑOR
         y sus maravillas en lo profundo.
   
    Pues El habló, y levantó un viento tempestuoso
         que encrespó las olas del mar.
   
    Subieron a los cielos, descendieron a las profundidades,
         sus almas se consumían por el mal.
   
    Temblaban y se tambaleaban como ebrios,
         y toda su pericia desapareció.
   
    Entonces en su angustia clamaron al SEÑOR
         y El los sacó de sus aflicciones.
   
    Cambió la tempestad en calma
         y las olas del mar callaron.
   
    Entonces se alegraron porque las olas se habían aquietado,
         y El los guió al puerto anhelado.
   
    Den gracias al SEÑOR por su misericordia
         y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.
   
    Exáltenle también en la congregación del pueblo,
         y alábenle en la reunión de los ancianos.
   
    El convierte los ríos en desierto
         y los manantiales en secadales;
   
    la tierra fértil en salinas,
         por la maldad de los que moran en ella.
   
    Transforma el desierto en estanque de aguas,
         y la tierra seca en manantiales;
   
    en ella hace morar a los hambrientos,
         para que establezcan una ciudad donde vivir,
   
    y siembren campos, planten viñas,
         y recojan una cosecha abundante.
   
    Los bendice también y se multiplican mucho,
         y no disminuye su ganado.
   
    Cuando son disminuidos y abatidos
         por la opresión, la calamidad y la aflicción,
   
    vierte desprecio sobre los príncipes,
         y los hace vagar por un yermo sin camino.
   
    Pero al pobre levanta de la miseria y lo pone seguro en alto,
         y multiplica sus familias como un rebaño.
   
    Los rectos lo ven y se alegran,
         pero toda iniquidad cierra su boca.
   
    ¿Quién es sabio? Que preste atención a estas cosas,
         y considere las bondades del SEÑOR.

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Este salmo me ha acompañado desde hace casi un mes; lo compartió conmigo una amiga, quien me pidió que lo compartiera con alguien más. Así lo hice durante mi viaje a Chihuahua: lo compartí con una amiga de misión y con un grupo de estudiantes. Hoy lo volveré a compartir con jóvenes de prepa.

Me gusta mucho. Encuentro muchos temas en él, y hay un patrón interesante: hay una situación o escena específica de un grupo de personas, ellas claman y el Señor responde de acuerdo a la necesidad que está presente. Al inicio nos habla de quiénes son ese grupo de personas (los redimidos del Señor), quienes presentan el mismo patrón de conducta: rebeldía. ¡Pero Dios siempre les responde salvándolos! (Una estudiante del Tec de Chihuahua, al observar esto preguntó sorprendida: ¿qué Dios no se harta?... ella no es cristiana, y descubrió una cualidad de nuestro Padre).

La última parte, describe muy poéticamente la soberanía de Dios y su misericordia. Y el cierre es genial: una pregunta-desafío, ¿eres sabio? Entonces considera las bondades del Señor.

Cada vez que lo he compartido, también invito a la persona a que haga lo mismo con alguien más. Esto va más allá de picarle en el botón "compartir" del facebook, porque tendríamos que compartir tiempo y espacio, palabras, dudas, luchas y gratitudes. Vaya, compartir la Vida.

Si así hiciéramos cada vez que enseñamos algo -decir explícitamente "¡compártelo con alguien!" y en verdad hacerlo- tendríamos una cadena interesante. ¿Por qué no lo intentamos y hacemos de esto un buen hábito? ¡Compartamos la Vida!

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