lunes, diciembre 31, 2012

Lo que Dios hizo en el 2012

La base de mi alabanza y servicio debe ser 
el conocimiento de lo que Dios hizo en el pasado, 
porque puedo ver su actuar en la vida de su pueblo.
De mis notas personales. 14 de febrero de 2012.


Hace un par de días hice un ejercicio de recorrido por todo mi 2012, con el fin de ubicarme en mi propio momento de vida, procurando ser equilibrada en el balance de fin de año. Como era de esperarse, me reí de mí misma, me sorprendí, me hice preguntas, y comprobé que este año Jesús estuvo siempre ahí, andando junto conmigo.

Enlistaré a continuación algunas de las oraciones con las que caminé todo el año, y sus respuestas:

1. Pedí tener amor por los estudiantes politécnicos. ¡Y los amo! No con un sentimentalismo hueco, sino por decisión y con todo lo que eso implica (sudor, lágrimas y demás). Pero lo más increíble y bonito ha sido que ellos me han adoptado y me aman a pesar de mí misma.

2. Pedí salir de mi área de confort, de mi comodidad. Lo más fuerte al leer esto fue recordar que estuve metida en la marcha de Zacatenco y en la protesta en Bellas Artes cuando fue el paro en el IPN, sin dejar de lado la caminata de oración que hubo en el campus. Rompí mis propios límites no importando que doliera o fuera incómodo.

3. Fui muy consciente de mi hipocresía y mi pobreza espirtual. Y eso ha generado el anhelo de no ser religiosa ni farisea y vivir mi fe más genuinamente, más en lo cotidiano de mi vida. Eso incluye abrir mis oídos a los que no son ni piensan como yo, aceptar al que es diferente porque también es ser humano como yo y debe ser tomado en cuenta. ¡Y vaya que es difícil esto! Me cuesta mi orgullo, mi soberbia y mi egoísmo.

4. Quiero vivir como discípula. Muy ligado al punto anterior. Creo que he descubierto que mis propios esquemas ya los agoté hasta el punto en que no son suficientes para seguir creciendo en la fe. Quiero renunciar a mis propios "mandatos de hombres" para caminar más cerca de Jesús y aprender de Él.


5. Le pregunté a Dios ¿cuál es la justicia de tu Reino? Aquí debo decir que no he tenido una respuesta concreta, pero sí que Él ha puesto en mi corazón más inquietud por comprender más qué es eso de su Reino, cuáles son sus valores, cómo se vive y practica en el día a día. Y está relacionado con la misión integral, tema que ha empezado a cautivarme.


6. Pedí que el Señor me ayudara a verlo en mi iglesia local. Luché mucho con esto. Pero justo dos semanas antes de terminar el año, vi el amor de Jesús y lo palpé en un puñado de hermanos y hermanas a quienes aprecio y me muestran su amor libremente. ¡Ellos y ellas son mi iglesia!

7. Reconocí mi necesidad de ser valorada, acompañada y amada. Y por eso pude aprender que el Señor es mi Pastor, que me expresa su amor y lo manifiesta de maneras que tal vez yo no entiendo ni veo en primera instancia. Él ya me ama, ya me valora y ya me acompaña, y no me pide que sea brillante y excelente, sólo que permanezca en su amor.


8. Pedí personas que fueran mis mentores. Ha sido realmente feo mirar que yo andaba idealizando esto. Pero hace unas semanas alguien me cuestionó sobre el punto: "yo no entendía, ¿qué la célula de profesionistas no puede hacer esto?". Este año me integré a dicha célula, y ahí no sólo encontré un espacio de risoterapia (el que sepa leer, que lea), sino que encontré nuevos amiguitos y amiguitas que impiden que yo me encierre en mí misma: me obligan a mirar lo que sucede "allá afuera" en la vida profesional. Además, me cuidan voluntariamente y me recuerdan que antes que ser asesora soy ser humano; y abren mis posibilidades de servicio y amor a otros.


9. En el fondo, deseaba ser más yo de manera plena. De alguna forma, me sentía atada a los estándares o a las muestras de éxito, tenía miedo de "no dar el ancho". Pero este año estuve envuelta en un proceso de auto-conocimiento, siempre preguntado a Dios sobre quién era yo. Y ha sido lindo llegar a este punto en que no siento vergüenza de mí misma, porque sé que soy libre de ser yo porque Él ya me ha amado y recibido así; por supuesto, tengo fallas y cosas poco (o nada) agradables pero confío en su Espíritu que obra en mí y que perfeccionará la obra.

Y para cerrar este post, este 2012 fue el año que aprendí y comprendí en carne propia que la vida cristiana es una constante lucha de perseverancia y paciencia; que el dolor y el sufrimiento son compañeros en este camino de seguir a Jesús. "Cualquier puede ser cristiano cuando las cosas marchan bien", dijo mi pastor ayer, pero ¿y cuándo no estamos bien? Ahí es cuando vemos la realidad: la vida en esta tierra no es fácil ni sencilla, tomar decisiones y las consecuencias de éstas cuesta mucho, la injusticia y la corrupción son una realidad. Pero la otra parte de la realidad en nuestro caminar cristiano es que la gracia sobreabunda y basta, que Jesús ya pasó por ahí y nos comprende; que hay un Señor sentado en el trono y nada, absolutamente nada está fuera de su juicio y su misericordia.

El efecto por leer mis notas ha sido bello, porque me ha hecho levantar mis manos y dar gracias porque, pese a mi ceguera y egoísmo, Jesús siempre estuvo presente. Sigue cumpliendo aquella promesa que me desarmó y me rindió a sus pies: Yo siempre estaré con ustedes, hasta el fin del mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario