martes, julio 16, 2013

Resistir

Resistir (del lat. resistere):
   1. Tolerar, aguantar, o sufrir.
   2. Repugnar, contrariar, rechazar, contradecir.
   3. Dicho de una persona: Oponerse con fuerza a algo.
   4. Dicho de una cosa: Oponer dificultades para su comprensión, manejo, conocimiento, realización, etc.
¿Qué es resistir? Fue la pregunta que acompañó mi lectura de La resistencia de Ernesto Sabato. En medio de mi caminar torpe en los temas de lucha social, desigualdad y lo que tiene que decir la fe cristiana al respecto, decidí leer ese libro. No sabía de qué hablaba, pero el simple nombre me inquietó.

Resistir. ¿A qué o a quiénes? ¿Cómo se hace? ¿Cómo puedo hacerlo? ¿Puedo hacerlo?

Tal vez sea una herejía, pero comienzo a visualizar mi fe como una forma de resistencia. Mencionaré sólo un aspecto que he llegado a comprender un poco mejor: yo creo que Dios es el Creador, que nos creó a su imagen y semejanza; por ese solo hecho de ser a su imagen tenemos dignidad, Dios nos honró. El problema comienza cuando nosotros olvidamos o ignoramos esa dignidad: consideramos al otro como objeto, como alguien que debe estar a nuestro servicio y del cual podemos sacar provecho. 

Si eso es lo que dice mi fe, entonces yo me resisto, me opongo, rechazo la cosmovisión que me enseña que mis semejantes no valen lo mismo que yo, sino que hay quienes valen menos y, por lo tanto, puedo usar y desechar. Mi forma de relacionarme con los demás cambia, va contracorriente y, además, puedo (¡y debo!) denunciar y rechazar cuando otros lo hacen.

Resistir no es sencillo. Desafía mis esquemas que se han ido formando y construyendo a lo largo de mi vida a través de mi familia, la escuela, los medios de comunicación, mis amigos, mis libros, la música que escucho, etc, etc, etc. Para poder resistir primero debo reconocer aquello a lo que debo oponerme, y saber qué es lo que me toca defender, proponer y hacer.

Resistir también demanda que yo salga de mi comodidad y sea más sensible a mis prójimos. ¡Es tan fácil decir que esto o aquello no me afecta, y dejar que siga igual la cosa! Resistir exige ser vulnerable y aceptar que otros me conozcan vulnerable; bajarme de mi estrado para mirar al otro a los ojos y caminar juntos.

Resistir es algo que se hace junto a otros, no es posible hacerlo en solitario. No puedo andar por la vida resistiendo sin aceptar el apoyo de los demás, que como yo, intentan mantener un caminar distinto de esperanza. Necesito ayuda, aliento, palmaditas en la espalda y algunos cocos para mantenerme en la misma vía. Necesito que me enseñen, que me hablen, que me escuchen, que lloren conmigo para poder llorar con otros. Resistir es un acto de humanidad.

Estoy aprendiendo a resistir. ¡Me cuesta tanto trabajo hacerlo! También estoy aprendiendo a ser paciente y a perseverar. La resistencia requiere perseverancia. Mucha. También amor y fe. Mucho amor y mucha fe.

Sigo con la pregunta del cómo. Si esto es resistir, ¿cómo actúo en consecuencia? ¿cómo traduzco esto en mi vida cotidiana?

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