No me ruegues que te deje, y me aparte de ti;
porque a dondequiera que tú fueres, iré yo,
y dondequiera que vivieres, viviré.
Tu pueblo será mi pueblo,
y tu Dios mi Dios.
Donde tú murieres, moriré yo,
y allí seré sepultada;
así me haga Jehová, y aun me añada,
que sólo la muerte hará separación
entre nosotros.
Rut 1.16-17
huy, que fuertes palabras ¡¡
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