Hace unas horas fui al médico, con motivo de mi malestar.
Hizo la revisión de costumbre, me tomó la presión, la temperatura, examinó mis oídos, escuchó mi corazón y mis pulmones. Finalmente me dijo: Su corazón está latiendo muy rápido, a 130 latidos/minuto cuando el normal es 73/minuto. Y sólo hay dos razones para eso: o tiene fiebre o está enamorada. Ya había mirado el termómetro; "y ya ve, resultó ser fiebre".
Inevitablemente reí. En medio de la enfermedad y la debilidad, Dios tiene ese humor especial para hacernos sonreír y sentirnos un poco mejor.
Hizo la revisión de costumbre, me tomó la presión, la temperatura, examinó mis oídos, escuchó mi corazón y mis pulmones. Finalmente me dijo: Su corazón está latiendo muy rápido, a 130 latidos/minuto cuando el normal es 73/minuto. Y sólo hay dos razones para eso: o tiene fiebre o está enamorada. Ya había mirado el termómetro; "y ya ve, resultó ser fiebre".
Inevitablemente reí. En medio de la enfermedad y la debilidad, Dios tiene ese humor especial para hacernos sonreír y sentirnos un poco mejor.
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