domingo, noviembre 08, 2009

De la desilusión a la esperanza: el Señor tiene cuidado de mí, y yo tengo un compromiso con Él.

El Señor dio una respuesta negativa ante una ilusión que yo misma estaba creando. Fue contundente. Fue doloroso, porque tuve que reconocer que de nueva cuenta estaba tratando de tener el control, que otra vez mi confianza no estaba en Él.

Y lloré, mas por la vergüenza de encontrarme dominada por mis emociones que por el dolor del desamor. ¿Qué estaba ocurriendo conmigo?

Pero Dios es misericordioso. Encontré Su consuelo en los amigos cercanos, en aquellos que advirtieron antes que yo el rumbo que estaba tomando, pero que me dieron su apoyo, sus oraciones y sus buenas bromas para hacerme sonreir. Y poco a poco, el panorama se fue definiendo, la neblina se fue disipando para poder ver con más claridad el motivo de esta respuesta.

Fue como si Él me dijera: "Ada, ten calma; entiendo que te duele pero mira, hay mucho trabajo por hacer; hay muchas personas que necesitan conocer a Mi Hijo, necesitan que tú les hables de Él y les lleves esperanza. Ten ánimo, que Yo estoy contigo, y tengo cuidado de tí".

¿Cómo negarme a semejantes promesas? ¿Cómo resistirme al llamado? ¿Cómo exigirle a mi Padre que hagamos las cosas a mi manera, cuando Él es el Creador?

¿Y saben? Este ha sido un tiempo de respuestas. Hace unos meses oré por paciencia, ofrecí mi voz para alabarle, rogué por mi escuela y pedí que pudiera compartirle a alguien mi testimonio personal... Y en una semana, Dios me ha puesto en situaciones que me piden madurez y paciencia, mi profesor de escuela dominical está organizando una ofrenda de dos cantos... ¿Acaso puedo pedir un regalo de cumpleaños diferente a llevarle luz y paz a una compañera?

Con mayor razón mi corazón anhela ofrecer a Dios mis gratitudes, porque me muestra que es Fiel, día con día. Y con más claridad comprendo que tengo un compromiso con Él, un Pacto que Él sustenta y mantiene.

¡A Él sea la Gloria!

No hay comentarios:

Publicar un comentario