domingo, agosto 29, 2010

Tiempo de callar...

Desde ayer tengo una molestia en la garganta. Me duele y me arde. Para mi mamá significa que una gripa se aproxima y es momento de tomar vitamina C. Ni modo, los cambios de temperatura y el sótano húmedo del centro de prácticas tienen algo que ver con esta situación.

Este dolor de garganta me ha hecho guardar silencio, al menos las últimas horas. No estoy afónica, pero no dan ganas de hablar. Y he pensado: "tal vez, es tiempo de callar...". ¿Por qué tendría que callar ahora?

Ahora, cabe aclarar que no me refiero tanto a callar mis cuerdas vocales; hago alusión a callar mi mente, mi corazón.

Un par de entradas antes mencioné que estoy en transición. Hay muchas cosas en mi cabeza, muchas cosas que quiero hacer... hablo y hablo y hablo en mi mente... pero no me detengo mucho para escuchar. Hago demasiado ruido, me planto y exijo... pero no me siento, ni siquiera me pongo de rodillas para pedir dirección. Auch...

Muchos sueños revolotean en mi imaginación. Algunos demasiado vanos, que me avergüenza tenerlos ahí. Otros, más serios que pesan por el compromiso y la entrega que requieren. Y unos cuantos, los que pueden ser comunes a jóvenes de mi edad. Todos ellos, hacen ruido.

¿Por qué debo callar ahora? Porque necesito hacerlo para escuchar a mi Padre. No importa cuánto anhele que me diga algo, si yo no cierro mis labios, no será posible. Hay que hacer un paréntesis, un alto.

Mañana no habrá taller en la práctica, podré aprovecharlo para dormir un par de horas más, trabajar algunos varios pendientes, y durante el día callar. Confío en que habrá lindos detalles en esto, desde escuchar buena música hasta escuchar el silencio de la Voz de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario