domingo, junio 26, 2011

La naranjita, mi libreta nueva

¡Libreta nueva!

Estoy feliz: tengo una libreta nueva. La otra, la color azul -con niños "yucas" en la portada- que me regalaron en mi cumple, ya está despidiéndose. Sólo le quedan 5 hojas útiles, pero dan la impresión de no ser suficientes para todo lo que me falta por escribir. Fue una fiel compañera, le tocó captar preguntas, quejas, desilusiones, dolores y lamentos; gratitudes, gozos, suspiros. Registró al momento reflexiones de un nacional, y fue testigo de los primeros pasos leyendo Proverbios. Ahora, le corresponderá un lugar especial en mi librero, junto a mi primer diario, el amarillo.

A la vez que me despido de la azul, recibo una nueva: la naranjita. Rescatada de mi descuidado olvido, fue la respuesta a la interrogante ¿dónde seguiré escribiendo con Dios?. La compré el año pasado, en un evento sobre cooperativismo; lo hice sólo por satisfacer un impulso deseoso de colaborar con la "economía solidaria". Pocos días después, empecé a darle un pobre uso, para descubrir que no satisfacía por completo mis expectativas: sus pastas eran demasiado blandas y frágiles. La boté por ahí.

Pero al reencontrarla y mirarla de nuevo, revaloré sus hojas blancas de papel áspero. ¿Las pastas? Algo se podría hacer para mejorarlas; y empecé el "cambio de imagen": le pegué cartulina para reforzar, quité las hojas usadas, pegué una hoja de color al inicio y al final, la forré con papel reciclado color naranja, pegué unos detallitos y le puse mi nombre; para finalizar, la cubrí con hule cristal. ¡Adquirió nueva vida!

Y estoy emocionada no sólo por su nuevo aspecto, ¡sino porque está en blanco! No sé por qué, pero ante una libreta nuevecita y sin usar me entusiasmo mucho: las hojas bien planchaditas y limpias invitan a tomar la pluma para escribir todo lo que tengo en la cabeza, lo que veo, lo que escucho, lo que siento, lo que huelo... ¡todo lo que se pueda! Y peor aún si no tienen algún tipo de rayado o cuadriculado, porque dan ganas de hacer dibujitos o adornar con algún margen.

En fin, creo que tengo un problema: ya no puedo parar de escribir y no puedo vivir sin una libreta que cumpla la función de diario. Pero ¿es un problema? Naaahh! Es una necesidad tremenda de registrar mi inconstancia, mis miedos y mi dependencia a Dios, para recordar su fidelidad, su respaldo y su cuidado.

Ya veremos que nuevas aventuras le tocarán a la naranjita.

1 comentario:

  1. Con tu entrada y estos días nublados, también me entraron ganas de escribir.

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