domingo, agosto 01, 2010

¿Qué significa ser piedra viva en mi contexto social? *

Vivo en una ciudad de 8 millones de habitantes, y si consideramos su zona metropolitana, suman 20 millones.

Cada mañana debo disponerme para asistir a la universidad. Me levanto a las 4:30 de la mañana para llegar a tiempo a la clase que inicia a las 7. Estudio el noveno semestre de la licenciatura en Trabajo Social, y cada día escucho sobre problemas sociales: pobreza, hambre, violencia, corrupción, desigualdad, marginación, falta de valores...

En el trayecto de mi casa a la universidad, durante el viaje en metro, observo la venta de piratería, la indiferencia de las personas cuando sube un anciano, o la discriminación a los menesterosos que piden limosna. Puedo leer en los periódicos sobre la lucha contra el narcotráfico, las muertes violentas y los decapitados; también sobre la aprobación de leyes que permiten el aborto y los matrimonios homosexuales, sin olvidar el aumento a los impuestos.

En casa, vivo el desempleo de mi madre. Gracias a Dios, contamos con una pensión de viudez y orfandad, porque mi padre falleció hace dos años. Vivo el esfuerzo de mi hermano para mantener su beca y pagar sus estudios. En mi salón de clases, escucho a mis compañeros. Algunos no conocen de Cristo y muchos no creen que exista Dios o que sea Soberano.

Mi contexto es duro. Y soy llamada a ser piedra viva en medio de él. ¿Qué significa ser piedra viva en mi contexto social?

En primer lugar, creer que es un llamado de Dios. Si pienso que se trata de una meta en mi vida, no va a servir, porque no está en mis manos hacerlo.

Ser piedra viva significa, para mí, renunciar a ser cualquier otra cosa. Soltar mis sueños y abrazar el plan de Dios como lo único que existe. Renunciar a mi identidad y recibir un nuevo nombre; renunciar a ser llamada mexicana, para ser llamada hija de Dios.

Ser piedra viva significa estar dispuesta a ser moldeada y alisada por el río. Estar abierta a la confrontación y a las pruebas; estar dispuesta a quedarme en la cascada, aunque reciba todo el chorro y toda la presión.

Ser piedra viva significa saber orar por mis gobernantes, aunque no esté de acuerdo con ellos. Orar por sus vidas y por sus familias, pidiendo dirección en sus decisiones; y solicitando que yo pueda ser una ciudadana conforme a la voluntad de Dios.

Ser piedra viva significa mirar a mis compañeros, y escucharlos en silencio. Brindar mi mano para apoyarles, no importando su forma de pensar.

Ser piedra viva significa no adquirir mercancía que sé es ilegal, aunque sea un disco de mi artista favorito, y tenga el éxito de moda.

Ser piedra viva significa acompañar a mi amiga, que acaba de abortar y está sumida en depresión; sin juzgarla ni señalarla, más bien amándola.

Ser piedra viva significa ser valiente en mi clase y presentar una perspectiva cristiana acerca de los problemas sociales, aunque piensen que soy ignorante o anticuada.

Ser piedra viva significa morir yo, para que Cristo viva en mí.

Ser piedra viva es un llamado de gracia y por gracia, como la respuesta al Amor de Aquel que nos llamó.

Por eso, mi oración es que el Señor nos haga piedras vivas, para guiar el río de Su Palabra y llevar agua de vida a los sedientos de Cristo.

* Participación preparada y leída para la noche de creatividad estudiantil del ENFOL 2010.

1 comentario:

  1. Amiga! Gracias por compartirlo, me desafía y me hace pensar aún más las implicaciones de ser piedras vivas para nuestro propio contexto. Un abrazo fuerte.

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