martes, noviembre 16, 2010

A veces... siempre

A veces quisiera decir que te quiero.
A veces quisiera gritar que soy libre de ti, libre de cualquier cosa.
A veces quisiera correr sin rumbo, como huyendo.

Y a veces me detengo en mi mente, descubro que soy otra.

Te busco, a veces, en el viento suave otoñal.
Te miro en el cielo azul -y es increíble que sea de ese color-
Pero siempre te siento. Tu presencia siempre se hace notar.

Otras veces me encierro en mí misma, ermitaña como a veces soy.
No quiero hablar, no quiero ver nada, no quiero decir nada...
No tengo ganas de ti.

Pero siempre ahí estás,
dispuesto para cuando salga de mi atormentada soledad,
enterado de mi sufrir, con un consuelo incomprensible.

Me encuentras, me susurras, me invitas a la mesa.
Tomas cada uno de mis harapos -sucios de fango, viejos, rotos-
los quitas, los tiras.
Cubres mi desnudez con ropas blancas.

Y yo, tímida como soy, temblando y temerosa...
no me atrevo a mirarte, me avergüenzo, no comprendo lo que haces.

Y aunque a veces yo corro sin rumbo, buscando mi propio destino,
tú siempre me encuentras, y me levantas del tropezadero.

Y es la misma historia de amor...
La misma que permanece gracias a ti, y que no depende de mi.

Esta misma historia de amor, que anhelo no termine.

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