Llegamos a la número cuatro, aquella que señala a mi época de prepa cuando entré al grupo de danza tradicional mexicana de mi escuela, y que tanto me permitió crecer personalmente y encontrar una identidad.
Llegué con algunos complejos e inseguridades de la secundaria que en la duela y el escenario tuve que enfrentar y superar. Ahora sé que puedo estar en un escenario o auditorio y conservar la calma, y ya no me avergüenza tanto equivocarme frente a una multitud, porque cuando esto sucede lo único que debes hacer es seguir con el baile, no detenerte, sino continuar.
Aprendí a valorar la riqueza cultural de mi país, aquella que se ve a lo largo y ancho de México por la variedad y cantidad de grupos humanos que existen; aprendí que no es prudente encajonar la identidad nacional en un baile o en una canción porque, entonces, dejas fuera a más de la mitad del país. Me identifiqué con las raíces jarochas de la familia (mi abuela materna es del Puerto de Veracruz) y miré con agrado que puedo hacer cosas raras como bailar con charolas en la cabeza o tocando un instrumento al mismo tiempo.
Hace ya 10 años de todo esto y a veces extraño zapatear; no obstante, aunque ya no estoy "en activo", ya nada me quita lo bailada, verdad?
El jarabe loco.
Para cantar el jarabe
para eso me pinto yo,
para eso me pinto yo
para cantar el jarabe.
Para eso me pinto yo.
Para rezar el rosario
mi hermano el que se murió
ese sí era santulario
no pícaro como yo
para rezar el rosario
Cogollo de lima,
rama de laurel
cómo quieres china
que te venga a ver
si salgo de guardia
voy para el cuartel
mis calzones blancos
los voy a vender
porque ya no tengo
ni para comer
si son los de encima
son de cuero viejo
que por donde quiera
se me ve el pellejo
si salgo a bailar
hago mucho ruido
ya parezco río
de esos muy crecido.
Te quise rendido
te adoré constate
vuelen parajillos
vuelen vigilantes
si la piedra es dura
tu eres un diamante
donde no ha podido
mi amor ablandarte
si te hago un cariño
me haces un desprecio
luego vas diciendo
que mi amor es necio.
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