jueves, octubre 11, 2012

7. Volver a los 17 - Sanampay/Violeta Parra

Después de toparme con Jesús y de escuchar su llamado a seguirle el resto de la vida en esta tierra, las cosas comenzaron a cambiar: empecé a tener nuevos amigos y a salir con ellos, pasaba más tiempo en la universidad por estar con ellos; comencé a participar en los campamentos, lo que implicaba salir de la ciudad. 

También, empecé a sonreír más y a gruñir menos -mi carácter no siempre ha sido lindo y dulce; de hecho, creo que aún no lo es. Aceptaba más fácilmente las bromas de otros, jugaba más, lloraba menos. Así mismo, di mis primeros pasos en la soltería después de cinco años y descubrí que era bueno, que podía hacer más cosas para mi y para otros: las caminatas por CU se hicieron costumbre, así como sentarse en el pasto de las Islas para leer, escuchar música o estudiar la Biblia con otros. 

Muchos dicen que ese fue el "primer amor". Y puede ser que sí, porque todo era color de rosa... hasta que llegó la primera crisis con sus preguntas difíciles y los temores correspondientes. No obstante, pese a esa primera crisis las cosas no volvieron a ser las mismas; en este trayecto de vida he hecho, dicho y pensado cosas que, según yo, debí hacer en mi adolescencia. Por esa razón digo que estoy en mi "segunda adolescencia": me descubro y re-descubro en Él, por medio de Su Palabra, en la convivencia y comunión con otros. 

Y aunque ya no estoy en la euforia de los primeros meses con Jesús, sí continúo fascinada por Él: su encarnación, su ministerio, su crucifixión, su resurrección y su ascensión. El Dios Creador encarnado, tomando la iniciativa para redimir a su pueblo; el Dios de la Historia metiéndose en ella, viviendo entre nosotros, caminando con nosotros, muriendo por nosotros y resucitando como muestra de que es el Señor. Conocerlo es fascinante y desafiante, me confronta y me descubre tal cual soy, y me señala lo que quiere que sea.

Mi segunda adolescencia porque estoy enamorada de Él, y porque la rebeldía toma un cauce, un propósito definido claramente. No sólo tengo una razón para vivir. Ahora tengo una razón por la cual morir y gastar la vida.




Volver a los diecisiete
Violeta Parra

Volver a los diecisiete
después de vivir un siglo
es como descifrar siglos
sin ser sabio competente.
Volver a ser de repente
tan frágil como un segundo,
como un niño frente a Dios
eso es lo que siento yo
en este instante fecundo.

Se va enredando, enredando
como en el muro la hiedra,
y va brotando, brotando,
como el musguito en la piedra
ay, sí sí sí.

Mi paso retrocedido,
cuando el de ustedes avanza;
el arco de las alianzas
ha penetrado en mi nido
con todo su colorido,
se ha paseado por mis venas
y hasta las duras cadenas
con que nos ata el destino
es como un diamante fino
que alumbra mi alma serena.

Lo que puede el sentimiento
no lo ha podido el saber,
ni el más claro proceder
ni el más ancho pensamiento.
Todo lo cambia el momento
cual mago condescendiente,
nos aleja dulcemente
de rencores y violencia:
solo el amor con su ciencia
nos vuelve tan inocentes.

El amor es torbellino
de pureza original;
hasta el feroz animal
susurra su dulce trino,
detiene a los peregrinos,
libera a los prisioneros;
el amor con sus esmeros
al viejo lo vuelve niño
y al malo solo el cariño
lo vuelve puro y sincero.

De par en par la ventana
se abrió como por encanto,
entró el amor con su manto
como una tibia mañana;
al son de su bella diana
hizo brotar el jazmín,
volando cual serafín,
al cielo le puso aretes
y mis años en diecisiete
los convirtió el querubín.


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