jueves, octubre 18, 2012

Despegando...

En medio de las dudas, el Señor susurra por medio de los amigos y de los pequeños detalles. Hoy lo comprendí un poco mejor en la madrugada, esperando el avión. Comparto un pedacito de lo que escribí hoy muy temprano:

¿Acaso estoy soñando, Padre? ¿Cómo es que me haces estos obsequios tan inesperados? 
Como María, quiero atesorar estas cosas en mi corazón. Tú has creado expectativa cuando la apatía me amenazaba bien cerca. Ahora se asoma la pregunta: ¿qué harás en este viaje, Señor? ¿Qué es lo que estás tejiendo? ¿Qué trama estás diseñando? 
Gracias porque de nuevo me muestras que Tú eres Soberano y la misión es tuya. Gracias porque yo puedo confiar en ti, Tu Palabra es la mejor garantía. 
Aquí estoy. Tan frágil y débil, tan vulnerable ante mis emociones y mis ilusiones. Y aquí estás Tú, imponente pero amoroso. ¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo frente a Ti, el Dios Creador, el Dios de la Historia, el Dios Redentor, el Dios Soberano que gobierna en el universo? ¡Y aún así soy llamada tu hija! 
Gracias porque tu amor no depende de mí ni de mi ecuanimidad emocional, ni de mis logros, ni de mis habilidades y aptitudes, ni de mis sueños o mis deseos. Gracias porque tu amor es soberano y me amas pese a mí misma. Gracias porque me llamas a caminar junto a ti y a servirte pese a mis dudas e inquietudes, gracias porque las convertirás en vigor y en certeza. 
Allá vamos…

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