miércoles, marzo 09, 2011

Registros de vida

Otra vez me siento para escribir, sin saber qué escribir.

Esto se ha vuelto necesidad, lo acepto; en medio de mis nuevas rutinas, debo que escribir en el blog o en mi diario. ¡Por fin me salió eso de registrar todo lo que pueda! Recuerdo que en el primer año de práctica comunitaria, en la universidad, era difícil tener la disciplina de llevar el diario de campo; daba flojera hacer memoria y anotar todo lo que se había hecho, visto, oído, organizado, fracasado. Y ahora, necesito tener una prueba escrita de mi caminar, una prueba escrita de que estoy viviendo (bien que mal, pero viviendo).

Descubrí que tengo pésima memoria. Hace un par de días regresé a mis pequeñas agendas de oración y me topé con muchísimas sorpresas. Las peticiones de oración, las gratitudes, los miedos, las preguntas... descubrí que en el periodo entre agosto y noviembre de 2009 le pregunté tres veces a Dios "¿Soy una asesora de compa?". Para diciembre de ese año anuncié públicamente que trabajaría en el ministerio estudiantil; el Señor había hecho el llamado fuerte y claro en el campa regional del centro.

No encontré sólo peticiones y preguntas, ¡encontré respuestas y fidelidad! Fue como una invitación a regresar a esa buena práctica (hace unos meses dejé de llevar agenda de oración); una invitación a seguir registrando para la alabanza de su gracia.

El diario no ha sido tan difícil llevarlo, sólo al inicio. Se ha convertido en una correspondencia íntima entre Él y yo; ahí están mis berrinches, mis llantos, mis temores, mis luchas, mis agradecimientos, mis perdones, mis amores, mis anhelos, mis sueños, mis frustraciones, mis alegrías... mi vida desde enero del 2010. Antes había hecho otros diarios (o intentos), pero ninguno como este. Es mío y suyo; es nuestro diario.

En su portada tiene una foto de Simone de Beauvoir, sólo porque sí; quizá es un recordatorio de esa frase de "no se nace mujer, se hace" que un tiempo atrás llamó mi atención. Pero en la primera página hay otro recordatorio mejor:

Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
Y él enderezará tus veredas.
No seas sabio en tu propia opinión;
Teme a Jehová, y apártate del mal.

Proverbios 3:5-7

Entonces, olvido las filosofías y mis ganas de decir que soy independiente, para rendirme y abrirme completamente a Él.

Así es. Escribir para registrar lo que sucede en la vida se ha vuelto necesidad para no olvidar y más bien recordar su fidelidad y mi dependencia a Él.

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