viernes, abril 05, 2013

De nuevo los ojos puestos arriba

Voy cerrando la semana con la sensación de que mis manos no son suficientes.

Aquí estoy, teniendo conciencia (de nuevo) de que soy muy vulnerable y frágil.

Las alegrías y las penas causan que broten lágrimas de mis ojos.

La soberbia de quienes creen tener poder sobre los demás me indigna y enoja, y me frustra mi incapacidad para hacer algo al respecto.

La desigualdad y la injusticia me duelen.

Mirar cuán vulnerable soy a las tentaciones sutiles, aquellas que parecen inocentes, me asusta y me entristece.

Reconocer que el temor y las dudas sobre mi identidad siguen presentes, paralizándome, me hace sentir débil e indefensa.

¡No soy autosuficiente! No lo soy... jamás lo he sido.

Él, nuevamente, con ese tacto que lo caracteriza, me hace mirar al Calvario, a la Cruz. De nuevo los ojos puestos arriba buscando consuelo, fuerza, esperanza...

Entonces recuerdo que mi existencia no toma sentido alguno en lo que yo pienso, hago o siento sino en Él, en su voluntad, en su Palabra, en su Cruz.

No logro ser autosuficiente. Soy libre para dejar de intentarlo. Soy libre para depender. Sólo así soy verdaderamente libre de estas ideas y sentires que acontecieron en la semana...




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