viernes, abril 19, 2013

Obligándome a cerrar el día escribiendo

Ya se está acabando el día y siento la necesidad de escribir, aunque sea un poquito, lo que pasó por mi cabeza/corazón. Estoy obligándome (literalmente) a hacerlo, pues esta tentación de quedarme tirada en la cama mirando el techo y quejándome del calor de mi habitación es muy grande. Pero ya, lo intentaré y haré un esfuerzo extra antes de clausurar la jornada.

¿"Tenía que" ir a esa feria de posgrados? Francamente, fui sabiendo que no siento la urgencia por entrar a una maestría, y por lo tanto, fui sin la expectativa de encontrar el hilo negro de mi destino. Desde hace algunos días, el asunto de tomar la decisión tomó un giro interesante, que incluyó pensar el posgrado en mi ciudad de origen. No me cierro a moverme -ni me aflige ni me asusta-, pero quedarme empieza a ser una opción seria. Seguramente eso influyó mucho hoy. Por supuesto, toparme con las siglas "UACJ" me sigue emocionando hasta el grado de pedir los informes que ya conozco (lo que me valió una bolsita con suvenires).

¿En verdad la maestría debe intimidarme tanto? Vaya, tengo este terrible prejuicio sobre la investigación y el ambiente académico acartonado; desde no sé cuándo miro hacia arriba a los que ostentan grados académicos y diplomas y cosas de esas que se cuelgan en la pared de una fría oficina. Pero ¿en serio debo tomarlo así? Recorrer stands, mirar folletería, escuchar el ofrecimiento de las becas (tal vez no había pensado lo importante que resulta eso ¡ocupamos dinero para vivir!), recibir plumas y cositas así me hizo preguntarme si meterse a la maestría es "tan grave" como pensé. Al final, me convencí que nada pierdo con intentar y meter papeles donde me interesa. Total: mi vida no será más ni será menos por intentarlo.

¿Por qué todavía disfruto estar entre los estudiantes? A veces bromeo y digo que paso tiempo con ellos para robarme un poco de su juventud. Pero lo cierto es que no puedo evitarlo: tener un llamado me lleva a cumplirlo sin resistencia, sin que me obliguen. ¿Acaso no han visto lo que generan las risas genuinas de un estudiante universitario? ¿acaso no se han percatado lo honesta que es su fe? ¿acaso no han observado cómo brillan sus ojos ante un nuevo descubrimiento o al comprender algo nuevo? ¡Es un milagro de la Vida! Es la evidencia más tangible del obrar de Dios en sus corazones. Es un privilegio ser testigo de todo esto, ¿o qué he hecho para merecer disfrutar de las maravillas que Dios hace en las vidas de otras personas?

¿Ya viste que no pasa nada si usas falda? Creo que desde la secundaria que no pasaba más de ocho horas en falda. Ha sido un GRAN logro moverme por la ciudad y el metro vestida así. Primero, porque mis complejos ¡puf! ya no están; segundo, porque descubrí que sí se puede y hasta es saludable en esta época de calor. Me siento como niña pequeña recibiendo su estrellita en la frente (je!).

Listo. Escribí algo sobre mi día, haciendo el último esfuerzo en medio del cansancio causado por la actividad y el calor.

Dios es bueno, y agradezco infinitamente que me permita reconocerlo en lo cotidiano. Caminamos juntos.

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