viernes, febrero 25, 2011

Aprendiendo química

Hoy visité al grupo de la facultad de Química y fue una hermosa experiencia.

Como solemos hacerlo, al iniciar un estudio oramos; y la oración fue sencilla pero sincera, que tuvo algo especial: "Señor, por favor salva a esta facultad de la ciencia, sabemos que no es mala, pero muchas veces la usamos para mal; que las personas que estudian aquí no nos vean a nosotros sino que te vean a ti". ¡Así sea Señor!

Están estudiando el evangelio de Lucas, y como suele pasar, el primer capítulo se hace eteeerno. Estudiamos los versículos 39 al 80, y el tema fue sobre el Espíritu Santo. Leímos el pasaje y el chico que guió el tiempo nos compartió algo bastante curioso: una fórmula química. Mi pequeña mente de trabajadora social estaba sorprendida y maravillada.

Aquí escribo la fórmula:

SE2+(C)PD+SL2ES ---> BD+Pz+BG

De donde:

SE2 = Ser elegidos
(C) = Creerle a Dios [Esto es un catalizador]
(C)PD = Cumplimiento de las promesas de Dios
SL2ES = Ser llenos del Espíritu Santo

BD = Bendecir a Dios
Pz = Profetizar
BG = Bendición en general

En el pasaje que estábamos revisando se hace mención tres veces a "ser llenos del Espíritu Santo"; y las personas que lo fueron, antes habían sido elegidas por Dios para un propósito especial (Elisabet, María, Zacarías); ellos le creyeron a Dios (por las buenas o por las malas, je); y estaban viendo el cumplimiento de la Promesa de un Salvador. En consecuencia, sus labios bendicieron a Dios y profetizaron.

En nuestro caso, hemos sido hechos hijos de Dios, hemos creído en el evangelio y en la Promesa; y somos llenos del Espíritu. Pero si nos "desconectamos" será difícil estar llenos, necesitamos pasar tiempos con Dios y así podremos bendecirle, alabarle y usar nuestros dones (equivalente a la palabra "profetizar" en nuestra fórmula) para también bendecir a otros. En medio de todo, creerle a Dios es un catalizador importante: si no confiamos en Él, si no dependemos de Él, lo demás no funciona.

¡Qué forma tan creativa de estudiar un pasaje! (y muy didáctica). Esta es la creatividad estudiantil a la que debemos dar rienda suelta y no dejar que pare.

El tiempo posterior al estudio no fue menos bueno: comimos juntos, platicamos, reímos; escuché sobre sus exámenes donde tienen que resolver problemas que para mí son rarísimos. Escuché, escuché, escuché. Y disfruté el tiempo escuchando a tres estudiantes químicos, de quiénes agradezco su apertura para recibirme en sus pastos y su hospitalidad por permitirme compartir la mesa.

Pero más que todo, doy gracias a Dios por permitirme aprender hoy tanto de los estudiantes. Estoy segura que no me he equivocado de trabajo.

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